viernes, 27 de junio de 2008

entonces yo te respondo con estos

Dos poemas de Cortázar qu ereflejan mi actual estado emocional en relacion a tí.
-------------------------------------------------------------------------------

Clearance Sale

I feel myself dying in you, over taken by expanding
spaces, which feed on me just like hungry
butterflies.
I close my eyes and I'm laid out in your memory, barely
alive
with my mouth wide open and the river of oblivion rising.
And you, patiently, with needle-nosed pliers, pull out
my teeth, my eyelashes, you strip
the clover from my voice, the shade from my desire,
you open up windows of space in my name
and blue holes in my chest
through which the summers rush out in mourning.

Transparent, sharpened, interwoven with air
I float in a drowse, and still
I say your name and wake you, anguished.
But you force yourself to forget me,
and I'm a barely a bubble
reflecting you, which you'll burst
with the blink of an eye.


-Julio Cortazar
------------------------------------------------------------------------------------------------
ENCARGO

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú
que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia
Ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforo y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme
las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.


Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.

París, 1951/1952 }
Salvo el crepúsculo, Buenos Aires, Ed. Alfaguara, 1996
------------------------------------------------------------------------------------------------
Porque si algo saco con todo esto es que debo darte las gracias porque con este portazo en la cara que me haz dado y todo este infierno que estoy teniendo dentro me doy cuenta que estoy viva, sí que todavía puedo sentir de esta manera, que duele dulcemente... y que bien se siente... and this little masochist todavía quiere seguir estando viva.

tu me repondiste esto

http://www.youtube.com/watch?v=pgOn5GdVfow


HEY JUPITER


No ones picking up the phone
Guess its me and me
And this little masochist
Shes ready to confess
All the things that I never thought
That she could feel and

Hey jupiter
Nothings been the same
So are you gay
Are you blue
Thought we both could use a friend
To run to
And I thought I wouldnt have to be with you
As something new

Sometimes I breathe you in
And I know you know
And sometimes you take a swim
Found your writing on my wall
If my hearts soaking wet
Boy your boots can leave a mess

Hey jupiter
Nothings been the same
So are you gay
Are you blue
Thought we both could use a friend
To run to
And I thought you wouldnt have to keep
With me
Hiding

Yes

Thought I knew myself so well
All the dolls I had
Took my leather off the shelf
Your apocalypse was fab
For a girl who couldnt choose between
The shower or the bath

And I thought I wouldnt have to be
With you
A magazine

No ones picking up the phone
Guess its clear hes gone
And this little masochist
Is lifting up her dress
Guess I thought I could never feel
The things I feel

Hey jupiter
Nothings been the same
So are you gay
Are you blue
Thought we both could use a friend
To run to

Hey jupiter
Nothings been the same
So why you say
Now were trough
I thought we both could use a friend
To run to

lunes, 23 de junio de 2008

... yo te escribi esto

A veces siento que te quiero más que a nadie.
Como jamás he querido a una persona nunca.
Que esa vez, firmé mi condena.
Cuando te vi solo en una mesa para cuatro… solo entre muchas mesas. A la luz de una solitaria y rústica vela. En medio de la música, de declamaciones y humos de cigarro y otras cosas.
Te vi (supe que eras tú) y quise salir corriendo. No supe que hacer me quedé un momento observando, mientras me debatía entre huir o acercarme… y aceptar lo que venía.
Ahí parada. Absurda.
Y es que en ese mínimo instante en que te vi supe que no habría escapatoria. Que la maldita gravedad y el tiempo y todas esas cosas… Como si fueras Júpiter… y yo un (fucking) asteroide de la vía láctea.

Supe que estaría condenada a ti.
Atada a ti, como si de mi piel, de mi cuerpo, justo en medio del pecho, saliera un cordón viscoso, un tejido orgánico, algo que me ataba a ti, que se pegaba a tu cuerpo a la distancia, y me obligaba a seguirte, a mantenerme cerca. A estar en paz sabiéndote cerca. Girando en torno a ti. Como si fueras Júpiter. Lleno de nada. De vacío. Pero amarrándome, acercándome, trayéndome hacía ti sin que ni siquiera lo supieras.

Y desde ese día quise estar cerca.
Y cada vez que veo que estas así un poquito cerca, pero casi, casi yéndote me doy cuenta de que te quiero. De que estás ahí, al lado pero no, y que te quiero de una manera extraña, sin sentido pero horrorosamente mucho. Y que me aterra no estar cerca. Y que por eso, solo por eso y por poder decirte mil veces más, muchos días más, que te quiero, yo podría volcar mi vida entera, girar en 180 y todas esas cosas que se dicen siempre. Invertir el caudal de un río… clichés varios, metáforas cursis repetidas…

Pero no siempre estoy dispuesta.

No siempre podría. Mi vida. Ese hilo de vida que corre sin sentido alguno, sin origen ni final, sin una minima dirección, un hilo ínfimo, demasiado delgado como para ser vida, como para ser algo, como para ser serio como le llamas… No quiere verse envuelta de pronto y así de bruces entre los brazos del océano. Pero tú ya eres río.
Y yo siempre tan niña…
Siempre tan eternamente incompleta…
Y tu te vas alejando… lentamente te vas viendo completo… te vas viendo el hombre serio… te vas viendo esa persona que yo no alcanzo a ser. Y que muchas veces ni quiero.
Y por eso tantos…
Por eso lo mismo.
Por eso siempre y nunca todo el tiempo.

Y por eso te quiero, Porque te apareces como un Júpiter gigante al lado de mi enana vida.
Un Júpiter hermosamente misterioso por descubrir.
Un Júpiter que se esconde en sus incesantes nubes. Giros, giros, giros. De nubes. Que tapan.
Que cambian, que quieren borrar todo y seguir adelante. Ciego. Testarudo. Incesante.
¿Hacia donde es adelante en el vacío?

Pero hay una cosa. Eres hombre, eres planeta, eres una gran vida.
Y yo soy sólo una Pevensie tras el Gran León.
(Ojalá fuera otra Lucía…
ah entonces sería tu musa, tu vuelo, tu viento, tu vino…
pero ni tu ni yo somos personajes de novela.)

Y por eso -porque sueño- cada vez de nuevo y otra vez.
Y para mi es el comienzo, el alcance de algo, el instante hermoso.
Y para ti es final. Punto aparte. Cambio de hoja.
Y vuelves a tus nubes…
Porque siempre buscas llegar, y quedarte. Buscas el Mi
Anhelas estar verdadera y ciertamente vivo.
En esta tierra. (Aunque eres un planeta)
Y yo solo soy un pequeño arroyo que fluye sin rumbo y muchas veces se detiene sin motivo.
Y de pronto todo pierde el sentido. De pronto qué estamos hablando y para qué seguir con el cuentito. De pronto es mejor callar. Olvidar. Dejarse de jueguitos.
Pero soy tan tercamente niña. Y un poco loca y un poco idiota también.
Por eso insisto en no dejarte.
Y hasta a veces pienso que esto es mejor que todo.
Que tenerte a veces, un poco y no tenerte siempre, es un abismo hermoso que debería guardar en una cajita.
Y obsequiártela todos los días para que no te perdieras de la vida.
Esa otra que para mi es la vida. Y que bueno para ti es rutina…
Pero tú eres más caleidoscopio.
Para ti esto es cosa de todos los días.
Para mi es el salto, la respuesta, el ping pong con el inconsciente. La evasión y la salida.
Tu… tan planeta hermoso y misterioso que busca ser la tierra.
Pero te quiero, (lo único seguro es que te quiero)
Y cuando digo te quiero de pronto siento que estaría bien ser siempre tu niña-
Que de pronto nada vale más que estar siempre contigo…
y por poder besarte en la mañana
y sentir que somos luz y que el tiempo se detuviera.
y contarte cada vez que es de mi vida
Ser cada vez, en cada momento, tu niña
Recrear una y otra vez la fantasía
y soñar, sí, mentirme un poquito, imaginar que me quieres, que te conozco un poco, que me cuentas tus cosas, que deseas estar cerca.
Sí… que me quieres y deseas estar cerca…. yo quiero ser siempre tu niña…

Pero yo no quiero ríos que desembocan en alguna parte.
Me asusta tu deseo de un Mi permanente.
Soy demasiado no ser como para estar remando,
Remando todo el tiempo.
De pronto, así de golpe un par de pájaros azules…
yo no voy a andar recogiendo gusanos, día tras día…
Una Lucia sin muñeca. Sin Rocamadour. Al final para qué, igual se muere.
Yo se que de pronto este océano del bienestar y de la vida bonita y de la cuenta de los años a ti te agrada bastante y de pronto tal vez lo buscas…
Y a mi me asusta que así sea, porque te alejas y no me dejas espacio en tu vida
para instalarme, para quererte, para regalarte cajitas, para sentirme Pevensie junto al León.
Pero eres mi Gran León, mi Júpiter y tal vez necesitas tu Juno…
De pronto quiero decirte anda, búscala, te deseo suerte.
Pero soy otra vez niña obcecada…
Pero entonces te quiero tanto que a veces lo pienso
Creo que debiera irme con mis sueños y mis abismos a otra parte
Y dejarme de pedirte que seas planeta, caleidoscopio y todo eso.
Pero no quiero.
Quiero un instante. Quiero tu cuerpo.
Quiero ser luz y que no haya tiempo.
Quiero bolitas de cristal con nieve cayendo
y cajitas con abismos dentro.
Déjame con mis sueños. Quiero jugar a cumplir sueños.
Quiero un momento para jugar contigo
Quiero jugar y ser tu niña.

viernes, 20 de junio de 2008

Una montaña viscosa, amarilla, de tallarines recocidos, pegados, aplastados.
Entre medio una mano diminuta, de bebé recién nacido.
A lo lejos veo unas vísceras y enseguida un pie pequeñito.

Miles de cuerpos mutilados, triturados formando un guiso humeante, tibio, maloliente.

El nauseabundo hedor invade la sala, aunque aquí, en medio de la montaña, entre los restos, es insoportable. A punto del desmayo, mareada, aturdida, me alejo del horror. No quiero saber que está pasando. Me escondo tras unas tuberías gigantes. Aquí esta muy tibio. El olor es menos intenso. Me quedo dormida.

Un tren cargado de cadáveres pasa un cruce…

Varias hileras de calderas y marmitas muy altas completan la sala.

Allí un hombre de delantal blanco cuya mente retorcida domina el escenario prepara su macabra obra. La hora se aproxima. El se acerca a una puerta y presiona botones, la pared se mueve y aparece una mujer también viste de blanco, no se si es delantal o uniforme. Sus ojos llenos de lascivia brillan al encuentro del hombre. A ella le excita su presencia, su poder, inteligencia, la violencia y crueldad que domina este ser. Avanza por la sala y elogia el experimento, también a él. No le preocupa el desagradable aroma, es parte del juego. Se siente atraída por esta morbosa experiencia. Como si quisiera ser maltratada, devastada por esas manos firmes y esa mente pervertida que transforma la muerte en una especie de poesía.

Mientras habla todo parece ralentizarse y su boca roja fulgurante, se demora en pronunciar, sus labios entreabiertos parecen simular su sexo, ávido de placer.

Se poseen, en un sexo violento, rápido y desaforado. En el piso, entre las calderas, entre la podredumbre y los cuerpos cercenados. Lo hacen también de pie, junto a la puerta escondida y un ojo infantil, asustado, morbosamente cautivado con la escena los observa.

Se arreglan las ropas que nunca quitaron del todo. Él abre la puerta, un ojo mudo de horror clava su vista. Salen.

Conversan. Se ríen .Caminan por un hospital. Es posible que les den el premio de investigación.

Arriba, ya en la superficie, al aire libre y en medio de un paisaje polvoriento, doy gracias de estar viva. Camino sin rumbo, solo escapando, guiándome por la línea del tren. Aún no estoy segura de lo que he visto. Una cosa estoy segura. He descubierto un sentimiento desconocido. EL placer.


Esto fue un sueño. Lo escribí mas o menos como me recuerdo. no se que es ni lo que significa solo que tenía una carga emocional unica. demasiado poderosa como para no escribirlo. Ojalá alguien lo vea y me de algun señuelo.

miércoles, 16 de abril de 2008

volcando campamentos

En estricto rigor, esto no es un conejito, no tiene las carácterísticas, físicas y de espontaneidad de un conejito, partiendo por el color, pues no se acerca siquiera a albo prístino de los animalitos dignos de llamarse "conejitos blancos", tampoco sus ojos desorientados, asustados, avidos de respuesta. Para colmo, ni siquiera se si este engendro que me resultó, es capaz de cobrar vida propia, eso ya no es mi problema, lo decidirán otros. En una de esas crece. Yo, por el momento, estoy decidida a incubar otro engendrito, uno más fuerte y robusto. Por ahora me conformo con esto, un pestañazo producido en el catastro en el campamento la chimba, aquí va el engendrito gris.


Como un cuadro, una foto… estas líneas pretenden ser un retrato, no exhaustivo, ni veraz, ni siquiera fidedigno. Sólo la imagen de lo que he visto. Una imagen que, ya se ha dicho, ha sido devorada, copiada, modificada y multiplicada por mi memoria. Esto es entonces un rescate de todas esas fotografías de vidas…

MI primera encuesta en la Chimba: Una casucha perdida entre sitios eriazos y o semiabandonados de algunas industrias. Ahí, en medio de la nada, una casita a maltraer, con un cerco azul que delimita el trozo de tierra que les pertenece. Las moscas abundan en rededor, formando una nube de zumbidos. De alguna parte corre agua y forma un barrial.

Frente a la casita, una mujer de tercera edad, enjuaga el pelo a una niña. Con un jarro extrae agua, algo turbia, de un tambor y lo vuelca sobre el cabello de la niña, que no alcanza los cinco años. La pequeña sale corriendo a recibirnos, sorbiendo el agua que escurre por su carita. Atrás viene otra menor, un poco más grande y con su cabello largo y limpio. "ven a terminar de enjuagarte el pelo" le dice la anciana, quien nos saluda estrechando la mano y nos da permiso para entrar al inmueble.

En la casa observo todo como si estuviera detenido, concentrado, suspendido en el tiempo, saco una foto muda del lugar: Una tele de mediano tamaño forma el tesoro y único elemento vivo del lugar, aunque está prendida no puedo observar lo que emite, me detengo en el cumulo de moscas que se posan en ella, una gran cantidad de moscas que se acumulan casi tapando la pantalla, como absorbiendo la vida ficticia que irradia esta caja de luz. Lo grotesco y lo decadente en su máxima expresión, uniéndose para dar forma a una realidad aún más grotesca.

Si ampliamos el foco vemos el living… los sillones viejos, destruidos, en torno al fogon moderno, la conexión con la realidad externa y la época. En un rincón un mueble añoso, abandonado, atiborrado de figuritas de vidrio… como queriendo vencer al olvido y permanecer pese al polvo, a la destrucción, como un estandarte haciendo patente la indescencia, y la incoherencia temporoespacial de esta vivienda, casi como una burla o un desafío a la vida, al tiempo, a la belleza, al desarrollo. Un estandarte cuyo fin es denunciar la decadencia que le rodea.

Y desde esa foto cobran vida las personas, quienes viven allí como ciegos de su realidad, o al menos volviéndose ciegos, para soportar. Para seguir viviendo, pese a las moscas, vaticinadoras de lo fatídico, de la pobreza, de la ignorancia, de la irracionalidad, de la suciedad de sus vidas, de sus instintos y sus destinos.

"Es que justo le había lavado el pelo", se excusa una niña mayor. Es Natalia tiene alrededor de 20 años, los dientes amarillos, un cuerpo avejentado por los embarazos y tres hijos… la mayor de ellos tiene cinco años, pero por su forma de hablar y su actuar resuelto la hacen parecer un poquito más grande. Encaramada en un destruido sillón de un cuerpo hace alarde de su deshinibición y coquetería, hablando cualquier cosa... Más tarde increpa al abuelo con autoridad "Menso, fíjate y saluda" le dice, una actitud poco comun en una menor de cinco años... ella ya parece estar familiarizada con el caballero.

La del pelo mojado es la del medio, tiene tres años, se ve bastante tímida. Después viene un pequeño de menos de un año. El papá de ellos no parece existir. Es una pregunta que no se hace, se intuye por los apellidos. En ese momento no me dediqué a ver las fichas... No hay padre concluyo. O mejor dicho, hay uno sólo… el de Natalia.

“este es poh, este es el caballero que me ayuda” dijo al presentar a su padre… y mi rápida imaginación rellenó los espacios vacíos.

Natalia, madre y hermana, mujer a la fuerza. Las espectativas del yo sepultadas bajo las circunsatancias de la vida. Dueña de casa, Señora. Una niña que en plena adolescencia asume la responsabilidad de una familia, sumida en la pobreza, la ignorancia y la impotencia, entonces renuncia a si misma.

Todos en esa vivienda subsisten con el precario ingreso de este caballero. La mamá de Natalia es una anciana. A los cuarenta y tantos parece desahuciada por la vida, minimizando su presencia. Como una sombra, casi sin hablar deja que su hija reciba a estas visitas… no contesta mientras no le pregunten, quizá por vergüenza de mostrar sus encías expuestas, los pocos dientes que le quedan han sido devorados por las caries. Su actitud es de completo abandono. Ni siquiera se motiva cuando le ofrecemos la palabra, cuando le nombramos algunas posibles alternativas de capacitación… “Yo ya no” dice.

Quizás existe algo, dentro de todo lo que implica este contexto de pobreza, aún más duro que la exclusión social… el abandono de sí mismos. El que esta persona se olvide y excluya a sí misma, por voluntad, por vergüenza, por desesperanza… cuando ellos mismos no se permiten superarse.

Entonces pienso que nuestro trabajo se vuelve una nube descomunal, casi infinito, casi interminable.